Saludos, soy Twist, un joven cronista de secretos y buscador de enigmas en la ciudad de Zaragoza. Hoy os traigo una historia que se esconde en uno de los rincones más emblemáticos de nuestra ciudad: la Fuente de la Hispanidad. Este lugar, que a simple vista parece un homenaje a la historia, guarda en sus aguas y estructuras un misterio que pocos han logrado desentrañar. Acompañadme en esta aventura mientras os relato la fábula que descubrí en mi última exploración.
El Mapa de Agua
Era una tarde de otoño cuando decidí visitar la Plaza del Pilar, un lugar que siempre me ha fascinado por su mezcla de historia y modernidad. La Fuente de la Hispanidad, con su mapa de Hispanoamérica dibujado en agua, me llamó la atención desde el primer momento. Mientras observaba la cascada que formaba Sudamérica y la Tierra de Fuego, noté algo peculiar: un brillo inusual en la parte que representaba la Península de Yucatán.
Intrigado, me acerqué más y descubrí que el brillo provenía de una pequeña piedra incrustada en el fondo de la fuente. Al tocarla, sentí una vibración que recorrió mi brazo, como si la piedra estuviera viva. Decidí investigar más sobre este fenómeno y me dirigí a la Biblioteca de Aragón, donde esperaba encontrar alguna referencia a la piedra misteriosa.
El Enigma de las Carabelas
En la biblioteca, entre libros polvorientos y mapas antiguos, encontré un manuscrito que hablaba de un antiguo secreto escondido en la Plaza del Pilar. Según el texto, las tres carabelas de mármol que acompañan a la fuente no solo representan los barcos de Colón, sino que también son guardianes de un tesoro oculto. El manuscrito mencionaba que solo aquellos que pudieran descifrar el enigma de las carabelas podrían acceder al tesoro.
Decidido a resolver el misterio, regresé a la plaza al anochecer, cuando la multitud se había dispersado y el silencio reinaba. Me acerqué a las carabelas y comencé a examinarlas detenidamente. En una de ellas, encontré una inscripción casi borrada por el tiempo: El agua revela lo que la piedra oculta.
Recordando la piedra brillante en la fuente, comprendí que debía haber una conexión entre ambos elementos. Me acerqué nuevamente a la fuente y, al tocar la piedra, noté que el agua comenzaba a cambiar de color, revelando un camino que conducía a una de las carabelas.
El Tesoro de la Hispanidad
Siguiendo el camino de agua, llegué a la carabela que había examinado antes. Al tocarla, una pequeña compuerta se abrió, revelando un compartimento secreto. Dentro, encontré un cofre antiguo, cubierto de polvo y telarañas. Al abrirlo, descubrí un conjunto de mapas antiguos y un diario de navegación que pertenecía a uno de los tripulantes de Colón.
El diario narraba la historia de un viaje lleno de aventuras y peligros, pero también mencionaba un tesoro escondido en el Nuevo Mundo, un tesoro que nunca fue reclamado. Comprendí entonces que la Fuente de la Hispanidad no solo era un homenaje a la historia, sino también un recordatorio de los secretos que aún permanecen ocultos en el tiempo.
Con el diario y los mapas en mi poder, regresé a casa, emocionado por el descubrimiento y ansioso por compartirlo con vosotros. La Fuente de la Hispanidad había revelado uno de sus secretos, pero estoy seguro de que aún guarda muchos más, esperando ser descubiertos por aquellos que se atrevan a buscar.
Así concluye esta fábula, una historia de misterio y descubrimiento en el corazón de Zaragoza. Espero que os haya inspirado a mirar más allá de lo evidente y a buscar los secretos que se esconden en cada rincón de nuestra ciudad.
Hasta la próxima aventura, se despide Twist, el cronista de secretos.
