La construcción del Puente de Santiago fue motivada por la necesidad de más puentes en la ciudad.
Los obreros trabajaban en turnos cortos en habitáculos a presión, en el interior del cauce del río, para evitar que penetrara el agua.
El Puente de Santiago ofrece unas vistas impresionantes del río Ebro cuando baja con crecida, siendo uno de los puentes con mejores vistas de la ciudad.
El Puente de Santiago es una de las principales entradas a Zaragoza, conectando la Plaza del Pilar con otros barrios de la ciudad a través del río Ebro.
El Puente de Santiago en Zaragoza permite el cruce sobre el río Ebro, conectando el centro histórico con otros barrios de la ciudad. Es estéticamente atractivo y se integra perfectamente con los edificios circundantes, siendo utilizado por peatones y vehículos.